domingo, marzo 25, 2007

Te escribo

Te escribo desde las tardes qué pasan largas sin tus pasos,
donde dibujo mi trinchera a base de arañazos.
Te escribo desde donde no escuchas, desde donde tu vientre no siente mis manos,
ahí donde lo inevitable es penumbra, donde el recorrido se vuelve insensato.

Te escribo para no odiarte. Para no amarte.
Para no recordarte a cada rato.
Te escribo porqué no hay más que hacer.

Te escribo desde mi contigencia. Desde mi alboroto.
Aquí donde las ganas de desnudarte se vuelven más fuertes cada vez.

Te escribo para qué me escuches. Para qué te diviertas un rato.
Y entre las dudas (sí te amo o no te amo) te tomes un café.

(Te escribo porqué cuando no te tengo no hay forma más deliciosa, insensata y
divertida qué se me ocurre para tu cuerpo recorrer)

viernes, marzo 02, 2007

Tenerte desnuda

Si pudiera tenerte desnuda hablaría de tu cuerpo,
de tus piernas que son como tijeras que se abren al peligro,
de la distancia exacta entre tus pechos,
de tus labios que son como mi espuma,
de la vida, de la muerte y de ti.

Si pudiera tenerte desnuda ante mi atónita mirada,
le hablaría a mis hijos (las palabras) de tu sexo,
de tu sexo que es como miel envenenada,
de tus caderas que son el baile erótico más sencillo,
de tus ojos que irradian colores de la eternidad.

Si pudiera tenerte desnuda ante mis sueños,
yo le hablaría al mundo de tus pies,
esos que marcan mis pasos.
De tu oído tan exacto para escuchar mis obscenidades,
de tu piel que es mi piel cuando me abrazas tan cerquita...
De la forma en que vistes y lo curiosa que te ves cuando caminas,
de tu abdomen tan violento y tan obscuro,
que es perfecto para derramar en el las lágrimas de mi vida.

Yo hablaría ante todos de tu perfume,
y si fuese posible, con el, me bañaría todos los días.
De la guerra que lidiamos cuando no somos un ente unido,
de tu inocencia y mi cordura, de todo yo les hablaría.

Pero como no te tengo, vida mía, ésta noche desnuda,
desnudaré la noche para poder soñar contigo,
y tal vez, dentro de mis sueños si decidas,
desnudarte como debes, como dios manda,
no solo de prendas si no de prejuicios,
y ante mi, fueras toda mía.

Pero mientras me conformo,
con mi imaginación desnudándote,
al compás de una melodía.