martes, diciembre 18, 2007

Entre Abril y Diciembre

Te escribo mientras toco mi cuerpo entrecortado y lleno de cicatrices que hablan solo de
verdades. Aquí, en mi ocaso, me divierto con la idea de tu cuerpo bañado en mi sudor
y el mio en tu saliba. ¿Pudor? No hay esta noche.
A estas alturas de nuestro cuento ¿qué canción podría ajustarse a tu medida, a tu cuerpo,
a la talla de tu pantalón, a los limites ocasionales que derivan de cada uno de los besos
que te he soñado?

Entre mis piernas, y, ocasionalmente, en cada uno de mis nudillos, suelo encontrarme con tu
aroma. Ese que me despierta por las noches recordando cosas que no han pasado.

-¿Es posible?
-Qué? -preguntas-
-Que los sueños sean tan vívidos al grado de saber a qué sabe tu piel.
-Idiota
-Es que tú no sabes a lo que sabes -y me fui...

Las horas van pasando lentamente en mi celda de lujurias. Erectos los sentidos comienzo
a acariciar tu piel, esa que nunca me has prestado. En sueños, suelo ver mi cuerpo
desnudo ante tu incesante mirada. En vida, suele ser mi alma la que gusta del vouyerismo
que practicas al verme crecer. Somos todo y no damos nada a cambio.

Existe una gran diferencia entre aquello que somos y aquello que proyectamos, en ese sentido, ¿estaré enamorado de ti o de tu imagen? ¿Te conozco? ¿Me conoces? ¿Somos alguien?
Sí, sigo aquí atónito ante la temporalidad del destino. No actúo, observo. No creo sensaciones, solo observo. Observo y te miento como si en realidad te pudiera mentir. ¿A ti?

La vida, entonces, sigue siendo un simulacro de todas aquellas cosas que fascinan mis pasiones. Vivo una parodia de mi poesía, una mala piratería de mi fotografía, una copia con rayones de mis más profundos sueños. Somos eso, mentiras caminantes, viajantes incesantes de una historia que no nos ve partir. Eso somos, inmortales, viajeros sin destino. No contamos nuestra historia, la encarnamos. No le damos vida a nadie, ni a nosotros mismos. Somos incoherencias con forma de humano. Incoherencias más coherentes que cualquier otra masa humana sin sentido. Somos dios.

Somos sexo, y aquí estamos. Sin darnos nada más que palabras de aliento. Sin besos, sin caricias, sin todo aquello que construye pedacitos de historia. Mientras, aquí seguimos esperando. Ante luces que no proyectan a lo eterno.

Somos destino. ¿Estamos destinados?

A ti...

lunes, diciembre 17, 2007

Que nos lleve la tristeza

No preguntes por el sentido,
ni por razones ni marea,
no te sobrecojas por mi entrega.

Ignora hasta el sonido,
que produce mi cuerpo entre tus venas,
olvidate de lo lindo,
que sería pensar en cosas nuevas.
Deja al miedo volar.

No pienses en futuros,
ni en pasados ni en acciones.
Recuerda que el preludio
está en saber crear nuevas emociones.
En saber vivir con la espera.

Deja que tus corazonadas te digan a dónde caminar.

[Y si ahí he de estar, bienvenida, que nos lleve la tristeza]

Total...

Miento temporal

Y ahí van pasando las horas,
frente al bus que transporta mil recuerdos,
sentados en plástico y madera.

Y allá van chocando los silencios,
ante mil esferas y planetas
que saben a el elixir de tu cuerpo.

Y acá, acá no va pasando nada,
hasta que te enteres que yo siento,
y miento, hasta que encuentre una mejor forma
de hacerte feliz.

Déjame te miento, de momento.

domingo, diciembre 09, 2007

Como lienzo de cristal

Quiero vivir entre tus arranques,
tus sonrisas de mujer matutina,
y vagar por las verdades,
que me inspira amanecer entre tu piel divina.

Puedo resistirme al silencio,
solo y cada cuando vengas a mi cuerpo,
que es entre nuestros momentos,
entre nuestros recuerdos de gloria,
donde descansa el espacio fundamental.

Has sido y serás por mucho tiempo,
mi adn inverso, mi mujer de glorias.
Mi espacio ideal.
Y aún así no me enteraba de los regalos de tu cuerpo.

Eres por mucho mi espejo y mi cristal,
mi lienzo de esperanza.

Quiero que vivas en mi seguridad,
que plantes tus semillas en mi olvido,
que sea la distancia entre nuestros cuerpos,
el camino hacia aquello donde no nos atrevemos a llegar.

Vienes y te conviertes en la espuma de mi mar.
Y yo que ni cuenta me daba de tu llegada.

Será vital saber si te quedarás...



Como quien vuelve a las andadas. Este es oficialmente el número 300 (de aquello que está contabilizado)

Gracias por ser mi número final. Espero te conviertas en el de la suerte.

Desde aquí donde no sabes lo que te espera...