Ante cada madrugada,
y ante cada caricia olvidada,
quiero uno de tus besos, pa' no olvidarlos nunca.
Así, cada vez que la aurora nos arrope,
yo tendré que recordarte,
aunque sea por una hora.
No olvides que el olvido,
es negar que existimos
por una eternidad.
Aquí en donde estamos.
lunes, septiembre 10, 2007
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